La privación del sueño ocurre cuando no duermes la cantidad de horas necesarias. Impacta directamente en cómo pensamos, actuamos y nos sentimos, se suelen presentar problemas de atención, memoria lenta, capacidad cognitiva reducida y un estado de ánimo deprimido.

Si bien, tanto el insomnio como la falta de sueño implican no dormir lo suficiente, no son sinónimos, expertos del sueño hacen una distinción entre ellos:
En el caso del insomnio, ocurre en personas que tienen problemas para conciliar el sueño o mantenerlo, incluso cuando tienen el tiempo suficiente para dormir.

Las personas con privación del sueño no suelen tener problemas para conciliar el sueño, pero no tienen el tiempo suficiente asignado para dormir. Algunos factores pueden ser elecciones de comportamiento, estilo de vida, mala higiene del sueño, obligaciones laborales, trastornos el sueño y/o afecciones médicas. Por ejemplo una persona que decide aplazar su hora de sueño o hasta no dormir por ver una serie.

Se puede clasificar en privación del sueño aguda o crónica, según la duración y los síntomas que se presenten.
Los efectos a corto plazo son más evidentes, sin embargo, la privación crónica del sueño puede aumentar el riesgo a largo plazo de problemas de salud física y mental, como presión arterial alta, síndrome metabólico y diabetes.

La privación del sueño es común entre los adultos.
Un nuevo estudio ha encontrado que después de 10 días de privación, 7 días de recuperación no son suficientes para que las personas vuelvan a funcionar normalmente.
Los expertos dicen que las personas también pueden sobreestimar qué tan bien se han recuperado de la falta de sueño.

Centrarse en el entorno de sueño y en los hábitos diarios puede ayudar a la mayoría de los casos, si el problema continúa o empeora, consulta con tu médico.

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