Hoy 14 de noviembre es el Día Mundial de la Diabetes, una enfermedad que causó la muerte de 4 millones de personas en el mundo en 2017. 
En América Latina l
a diabetes es la cuarta causa de muerte, según información de las Naciones Unidas.

La glucosa proviene de los alimentos que consumimos, la insulina es una hormona que produce el páncreas, que ayuda a transferir la glucosa de la sangre a los músculos, la grasa, el hígado y otras células para usarse como energía. La resistencia a la insulina ocurre cuando el cuerpo tiene problemas para producir insulina o cuando la insulina no puede transferir la glucosa a estas células, entonces conduce a una acumulación de glucosa en la sangre, lo que se conoce como niveles altos de azúcar en la sangre. A nivel crónico, la diabetes puede tener consecuencias graves, afectando la vista, corazón, riñones, otros órganos, e incrementar el riesgo de muerte prematura.

La diabetes tipo 1 es cuando el cuerpo no produce insulina. En la diabetes tipo 2, la más común, el cuerpo no produce o no usa la insulina de manera adecuada,

 La diabetes es una enfermedad que no tiene cura, pero con los cuidados ideales y con un estilo de vida saludable, puede controlarse y llevar una vida sana.

El sueño y la diabetes están relacionados y muchas personas con diabetes tipo 2 experimentan mala calidad de sueño o insomnio.

¿Cómo influye la diabetes con el sueño?

Cuando las personas con diabetes presentan niveles desbalanceados, altos o bajos durante la noche, esto les puede provocar insomnio.

Las personas que viven con diabetes con frecuencia puede afectar la salud mental y emocional, suele haber ansiedad y/o depresión lo que puede contribuir a noches de insomnio.

Si los niveles de azúcar en la sangre son altos, podrías experimentar necesidad e orinar con más frecuencia, lo que provoca un sueño interrumpido y una sensación de fatiga al día siguiente por la mala noche de sueño.

Los niveles bajos de azúcar se han relacionado con pesadillas, sudoraciones nocturnas e incluso irritación y confusión al despertar.

Atención cuidadosa a la dieta, el ejercicios y los niveles de azúcar en sangre pueden marcar una diferencia en la calidad de sueño, y a la salud en general. 

¿Cómo afecta la falta de sueño en los niveles de azúcar en sangre?

Cabe aclarar que el sueño no es un desencadenante primario para la diabetes, sin embargo los problemas para dormir parecen desempeñar un papel en la diabetes.

Una buena parte de personas con diabetes reportan que duermen menos de 6 horas o más de 8 horas por noche, lo que eleva el riesgo de tener niveles elevados de azúcar en sangre.

Dormir mal o tener un sueño NREM pobre, se ha relacionado con niveles de azúcar altos en personas con diabetes y prediabetes. Los investigadores creen que la restricción de sueño puede afectar los niveles de azúcar en sangre debido a sus efectos sobre la insulina, cortisol y el estrés oxidativo.

También se ha encontrado que tener un ritmo desordenado de horarios de sueño como dormirse muy tarde por la noche o tener distintos horarios, se correlaciona con niveles más altos de azúcar en la sangre, incluso en personas no diabéticas, los investigadores relacionan esto con la probabilidad de que estas personas tengan una dieta errática.

Además la privación de sueño altera los niveles de grelina y leptina, hormonas relacionadas con el hambre y la saciedad, y para compensar estos bajos niveles de energía, es más probable que las personas busquen alivio en alimentos que suelen elevar la azúcar en sangre y se vuelven un riesgo de obesidad, que es un factor de riesgo para la diabetes.

Sobran razones para darle prioridad a un sueño de calidad, si vives con diabetes las razones aumentan. Dormir muy poco afecta negativamente en áreas estrechamente relacionadas, como cuánto comes, qué eliges comer, cómo respondes a la insulina y su salud mental. 

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