Nuestra capacidad de defensa inmunológica depende en gran medida de un sueño adecuado y reparador.
Mientras dormimos, el sistema inmunológico se regenera, reforzándose para así poder luchar con eficacia, por ello al no dormir lo suficiente podría debilitarse.
Dormir poco o irregularmente nos podría hacer más propensos a enfermedades. No dormir bien de manera prolongada afecta a los llamados linfocitos T, cuyas funciones son parte importante del sistema inmunitario para luchar contra agentes infecciosos.
Dormir mal puede aumentar la inflamación, la presión arterial, la resistencia a la insulina, el cortisol, el aumento de peso y las enfermedades cardiovasculares, así como disminuir la regulación del azúcar en la sangre.
El sueño mejora la capacidad de las células T que juegan un papel importante en el sistema inmune del cuerpo, para hacerle frente a las enfermedades, lo que podría ayudar a explicar cómo un descanso reparador puede combatir problemas de salud.
Cuando las personas están enfermas pueden sentir la necesidad de dormir, mientras duermen, el sistema inmunológico está combatiendo las infecciones mediante la liberación de citoquinas, que coordinan la respuesta del sistema inmunológico.
Dormir bien es importante tanto para la recuperación de la enfermedad como para prevenirla.
Un estudio reveló que las personas que duermen menos de 7 horas al día son 3 veces más propensas a resfriarse que las que duermen 8 horas o más.
Dormir es algo esencial en estos días, para ayudar a reforzar el sistema inmunológico y contribuir a nuestra salud.